Vamos a explicar quién se encarga de controlar que las instalaciones acuáticas en todas sus versiones cumplan las normativas y leyes que rigen su funcionamiento y las condiciones higiénico-sanitarias.
Una piscina es un lugar de ocio y entrenamiento donde se dan muchos factores de riesgo para la práctica de la natación o el simple esparcimiento de los usuarios. Agua, productos químicos, usuarios son entre otros, peligros potenciales sobre los que hay que actuar para que las condiciones de la instalación sean óptimas. El agua es un elemento que da cobijo a multitud de organismos que propagan enfermedades y suponen un grave riesgo para la salud, si no son escrupulosamente controlados, estos organismo llegan a nuestra instalación por diferentes medios, pero en una gran proporción provienen de los propios usuarios.
Para evitar la proliferación de estos organismos los profesionales de las piscinas utilizan productos químicos que por su composición son altamente peligrosos en su uso y manejo, por lo que necesitan unas condiciones de almacenamiento, transporte y dosificación muy concretos para garantizar la máxima seguridad tanto de los usuarios como la de los profesionales que los manejan.
Para controlar todos estos factores la Consejería de sanidad de cada comunidad autónoma o la Concejalía de las grandes poblaciones designan a unos profesionales, generalmente farmacéuticos, que se encargan de conocer la normativa vigente y hacer cumplir la misma. Cada temporada todas las piscinas de verano tienen que comunicar, al área de sanidad que le corresponde, la apertura de su instalación, facilitando a las autoridades datos como: fecha de apertura, fecha de cierre, número de vasos, número de socorristas, documentación laboral de los mismos, fichas técnicas de los productos. Con esta documentación se entrega un libro de control para que cada instalación lleve un registro de los parámetros físico- químicos de las mismas. Periodicamente son estos técnicos farmacéuticos realizan visitas a las instalciones en las que revisan minuciosamente todas las instalaciones, vestuarios, depuradoras, botiquín, vasos, playas , así como las titulaciones de los profesionales, etc. En ocasiones además de revisar las instalaciones, toman muestras del agua y la analizan o la llevan a laboratorios para comprobar que la misma esta libre de organismos potencialmente peligrosos o que los parámetros químicos están en los rangos permitidos por la ley.
Estas inspecciones se hacen más frecuentes y periódicas cuando se tratan de instalaciones climatizadas o Spas, puesto que a los riesgos anteriormente citados se unen las altas temperaturas que son un acelerador de la propagación de bactérias, hongos y virus.
Gracias a estos profesionales, que velan que las instalaciones esten en perfectas condiciones, y a los técnicos de mantenimiento podemos disfrutar con toda tranquilidad del agua y sus beneficios.
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