II. EL AGUA DE NUESTRA PISCINA
1. La elección del agua de nuestra piscina
La correcta elección del agua a la hora del llenado de nuestra piscina es de vital importancia, y nos puede ahorrar problemas en el futuro. Conocer la diferencia de calidad entre el agua de la red pública, agua de pozo, ríos, estanques, etc.., es fundamental para un correcto mantenimiento con productos químicos adecuados.
El agua de la red pública al ser apta para el consumo humano es, obviamente, la más equilibrada para llenar las piscinas. Aún así es necesario efectuar correcciones cuando son aguas ácidas, básicas o muy mineralizadas. Las aguas cargadas de residuos metálicos pueden, por ejemplo, dañar el liner de la piscina por la oxidación de dichos residuos.
Es conveniente que, si va a utilizar agua de pozo o de río, se efectúe un análisis de laboratorio tomando una muestra de dicha agua. Con esto nos aseguraremos de conocer la composición química del agua que vamos a tener en la piscina, y evitaremos que la adición de productos para el mantenimiento de piscinas nos produzca reacciones adversas que puedan perjudicar la calidad del agua, o lo que sería mas grave, producir daños en los bañistas.
A continuación, le vamos a aclarar algunos conceptos fundamentales para efectuar un perfecto mantenimiento de su piscina.
2. El pH (potencial hidrógeno)
El PH (potencial hidrógeno) es una cifra que expresa la concentración de iones de hidrógeno en el agua de la piscina. Esta concentración se mide en una escala que va desde 0 a 14. El agua de PH 7 es un agua de piscinas neutra. Por debajo de 7 tendríamos un agua de piscinas ácida, y por encima de esa cifra un agua de piscinas es básica o alcalina. La práctica totalidad del agua de red pública que se consume en España es básica (por encima de 7), a excepción de Galicia y Canarias, donde tenemos aguas ácidas.
El PH correcto para nuestra piscina se sitúa entre 7,2 y 7,6. Por encima o por debajo de esos valores, el agua de la piscina necesita un corrector que la sitúe en los parámetros adecuados.
Cuando el agua de la piscina es básica o alcalina y su valor es superior a 7,6 necesitamos corregir con un aminorador de PH, puesto que con un valor demasiado alto en la piscina podemos tener los siguientes efectos negativos:
-Ataca la capa ácida protectora natural de la piel.
-Reducción de la efectividad del cloro en la piscina.
-Se produce en la piscina olor a cloro debido al cloro combinado (cloraminas).
-Deja sin efecto los floculantes.
-Produce precipitaciones de cal en las paredes y suelos de las piscinas.
Cuando el agua de las piscinas es ácida, cosa infrecuente salvo en los lugares que hemos citado, necesitamos corregir con un incrementador de pH. Un valor demasiado bajo de pH puede producir los siguientes efectos negativos:
-Corrosión de las partes metálicas de la piscina como escaleras, barandillas o toboganes.
-Irritación de ojos y piel.
-Inhibición de la floculación.
3. ¿Cómo medir el pH de la piscina?
La forma más sencilla es utilizar el Kit analizador que se envía junto con los accesorios de mantenimiento y limpieza de la piscina. Se trata de un indicador líquido de color. El proceso se inicia tomando una muestra de agua de la piscina y depositándola en uno de los viales del analizador. A continuación añadiremos unas gotas de una solución que se acompaña al estuche, y el color que obtengamos del agua lo compararemos con una escala de colores. El color amarillo indica que el pH se encuentra por debajo del valor adecuado, por el contrario el color rojo indica que estamos ante un pH alto, por encima de 7,6.
Existen también analizadores electrónicos de piscinas que evidentemente son más exactos pero más caros, así como tiras de papel que decoloran al sumergirlas en el agua de la piscina durante unos segundos.
En definitiva, por un método u otro, lo fundamental es conocer el nivel de pH del agua de nuestra piscina. Tener el pH controlado entre 7,2 y 7,6 nos ayudará a llevar un perfecto mantenimiento de nuestra piscina, y nos ahorrará en gastos de otros productos químicos.
3.1. El tratamiento químico del agua de la piscina
En este apartado veremos algunos conceptos que también debemos conocer a la hora de llevar un correcto mantenimiento del agua de nuestra piscina. PisciMania le recomienda que utilice productos químicos de uso exclusivo para piscinas, y evite los métodos tradicionales como lejía o sosa cáustica, ya que al ser de muy difícil dosificación pueden producir daños irreversibles en el liner.
No debemos añadir los productos directamente al vaso de la piscina, ya que al decantar al fondo pueden producir manchas blancas y decoloración en la lámina armada. En caso de productos líquidos o granulados, disolver previamente la dosis adecuada en un recipiente con agua, y posteriormente adicionar el mismo en los skimmers desde donde pasarán al vaso de la piscina.
El kit de piscina que PisciMania entrega a sus clientes contiene un bidón de 5 Kg. de compactos tres componentes. Estos compactos cumplen tres funciones diferentes en las piscinas: desinfección, floculación y algicida.
Mediante cloro de disolución lenta. Las pastillas deben añadirse en los skimmers, para que se disuelvan lentamente en un período de 7 días aproximadamente. Es conocida la función desinfectante del cloro en las piscinas en tanto el pH esté en los límites anteriormente citados.
No es imprescindible para el tratamiento del agua de las piscinas, pero se está imponiendo cada vez más su uso como medio para mejorar la calidad del agua. El filtro de la depuradora puede retener las partículas de suciedad hasta un determinado tamaño. Las más pequeñas quedan en suspensión en la piscina, ya que el filtro no es capaz de retenerlas. Los flóculos que incorpora el compacto se adhieren a las partículas de suciedad haciendo que, por un lado, aumenten de tamaño y queden retenidas en el filtro, y por otro, que incrementen también su peso decantando al fondo de las piscinas, donde pueden ser recogidas por el limpia fondos. Este proceso aumenta la claridad del agua, haciéndola parecer cristalina.
El compacto tres componentes también realiza una función de prevención contra la aparición de algas. El agua de su piscina es rica en luz, sustancias nutrientes y calor, todas ellas imprescindibles para el desarrollo de las algas. El alga prolifera a gran velocidad, dándole al agua un tono verdoso y algunas veces una consistencia viscosa, y aunque no son agentes patógenos, estéticamente no son deseables. Si la prevención no es efectiva, habrá que realizar un tratamiento de choque con cloro y aumentar las horas de filtración de la piscina por un período de entre 12 y 24 horas. Una vez eliminada el alga habrá que iniciar de nuevo el tratamiento preventivo de la piscina con algicida.
- Es importante estar atento y vigilar que el agua de la piscina se mantenga permanentemente en un ambiente desfavorable para los microorganismos, ya que estos aprovechan cualquier oportunidad para crecer y multiplicarse, recobrando su estado activo.
4. Cloración salina de la piscina
Los aparatos de cloración salina en las piscinas son un método natural de producir cloro a partir de la adición de sal al -Se añade sal al agua de la piscina en una proporción de 4g/l. (Dependiendo del tamaño de la piscina. Consultar el manual del aparato porque la proporción de sal puede variar).
– El clorador salino de la piscina, mediante electrolisis (corriente eléctrica), convierte la sal en ácido hipocloroso (cloro activo).
– El cloro destruye los residuos orgánicos, gérmenes patógenos y algas existentes en la piscina.
– El cloro, una vez cumplida su función desinfectante, vuelve a convertirse en sal, y se vuelve a iniciar el proceso.
Una célula instalada en el circuito de retorno, contiene los electrodos que generan una débil corriente eléctrica, que produce la electrolisis en el agua de la piscina, es decir la conversión de la sal en cloro.
Los beneficios del sistema de cloración salina en las piscinas son evidentes:
– El agua es suave y la piel no pica. (La concentración de sal en la piscina es 8 veces inferior al agua del mar).
– No se irritan ojos ni mucosas.
– No se produce olor a cloro en la piscina.
– Evitamos el almacenaje de productos químicos para piscinas.
Como siempre que hablamos de desinfección, es fundamental mantener el PH de la piscina entre 7,2 y 7,6 para evitar la pérdida de efectividad del cloro. Si el PH está descompensado, el cloro no cumple su función desinfectante en el agua de la piscina. Como dato podemos decir que para un pH de 7,8 el cloro activo de la piscina se reduce a un 33%.
Se trata de un proceso cerrado, en el que no hay pérdida de ningún producto. Los productos se descomponen, actúan y vuelven a regenerarse. Esto explica que la concentración de sal en la piscinapermanezca constante.
Aunque el tema se tratará en capitulo aparte, sí podemos adelantarle que la recomendación de Piscimania es que, si dispone de cobertor de invierno en la piscina, el clorador salino permanezca apagado durante la etapa de hibernación.
5. Equipo de oxígeno activo en la piscina
El tratamiento con oxígeno activo en piscinas, es una alternativa al cloro basada en la acción desinfectante del peróxido de hidrógeno. Es un tratamiento poco agresivo que no irrita las mucosas, cuida la piel y evita el riesgo de alergias.
Una correcta filtración, un buen mantenimiento (limpieza, lavado y enjuague de filtro), y un buen control de los parámetros que hemos citado en capítulos anteriores son, junto con el oxigeno activo, suficientes para conservar nuestra piscina en perfectas condiciones de uso.
Fuente: Internet
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